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LA EDUCACIÓN TÉCNICA EN ARGENTINA


ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Entrando a repasar la historia de la educación técnica argentina, cabe mencionar la formación en 1871 del Departamento Agronómico anexo al Colegio Nacional de Salta y al Departamento de Minería de los Colegios Nacionales de San Juan y Catamarca, como los primeros institutos técnicos del país. Aunque no parezca, los inicios de la educación técnica se dieron en estas tres provincias del interior. En Buenos Aires, la industria del Río de la Plata comienza con los saladeros. Hacia el año 1897, se crea el Departamento Industrial anexo a la Escuela de Comercio de la ciudad de Buenos Aires. En 1899 se transforma en la primera escuela industrial de la nación. Luego, a partir de 1926, pasa a llamarse “Otto Krause”. Esta escuela tuvo directores ilustres como el mismo ingeniero Otto Krause, Latzina y González Zimermann. Hacia 1910, era un instituto de importante prestigio internacional por su plantel de profesores extranjeros contratados en los grandes politécnicos europeos, así como por su importante material didáctico y equipos de laboratorio. Además realizaba una rigurosa selección y exigente promoción del alumnado. Sus especialidades eran: construcciones, electricidad, mecánica y química.
La universidad de Buenos Aires, influida por algunos profesores de esa época inició la carrera de Ingeniero industrial, allá por la década del 20, para equilibrar la competencia de los técnicos egresados de la escuela Otto Krause. La carrera de ingeniero industrial, aunque forzosa, significó las bases para un desarrollo de la profesión industrial.
Durante el primer cuarto del siglo pasado, Argentina tuvo un florecimiento económico y cultural muy importante. Con un desarrollo de la red ferroviaria y un aumento de la inmigración que significó un cambio social  que modificó la realidad del país.
Pero estos empujes iniciales a nivel educativo, tuvieron su parate en los años siguientes y sólo a partir de 1935 vuelve a tomar impulso. Se crean las Escuelas de Artes y Oficios en Buenos Aires. Llamadas, Industrias del hierro, Industrias de la madera, Industrias eléctricas e Industrias Edilicias y de Obras Públicas.

La Universidad Tecnológica Nacional en sus comienzos

En 1936, el entonces director del Otto Krause, ingeniero Pascual Pezzano, proyectó un ciclo de nivel terciario, a semejanza de los grandes politécnicos europeos. Este proyecto sostenía dos ejes, un buen nivel académico sumado al trabajo efectivo en asuntos técnicos de la industria y la empresa. El proyecto no prosperó y quedó archivado. No se sabe bien el porqué. Aunque se logró la creación de algunos cursos nocturnos para técnicos egresados y que tenían por finalidad profundizar en algunas especialidades que se desarrollaban en la época como la electrónica (en ese momento se denominaba radiotécnica) y técnicas petroleras, cursos que eran financiados por YPF.

La Educación Técnica y la formación en las Profesiones es una estrategia fundamental por su gran vinculación con el Sector socio-productivo, para el desarrollo de la población de una Nación. Educación, producción, profesiones y economía son aspectos que se articulan para que las sociedades puedan crecer en beneficios de calidad de vida y promover el desarrollo humano y social.

Todos los países desarrollados cuentan con una intensa estructura educativa orientada a la formación técnica y profesional. Así lo reflejan desde países asiáticos como Corea del Sur y Japón, pasando por los europeos Alemania y Francia hasta los anglosajones Canadá y Estados Unidos. En Alemania, muchísimos jóvenes desarrollan una educación media y superior técnica, fuertemente vinculada con el sector empresarial, de alto nivel y con una actualización continua, durante todo su desarrollo profesional.

La educación técnica incide enormemente en el campo laboral y en el desarrollo regional, ya que vincula a los estudiantes estrechamente con ámbitos de prestación de servicio especializado, y, por otro lado, promueve y fortalece el crecimiento productivo de la región en la cual está inserta, pero abierta también al mundo.

La República Argentina dispone de todas las condiciones para un gran desarrollo de la Educación Técnica, por las riquezas naturales, la estructura formativa a nivel nacional, el desarrollo de empresas de diverso tipo en todas las regiones del país y una historia importante, con épocas a imitar. En este sentido, nuestro país, tuvo un gran modelo de desarrollo industrial en la década de los 60Ž, entre los mejores en América Latina. Hoy, vuelve a tener todas las condiciones y hay que hacer posible una nueva etapa de su desarrollo.

Los organismos internacionales de educación como UNESCO y OIT , entre otros, promueven el fortalecimiento de este sector, por su incidencia en el desarrollo social y el impacto en la calidad de vida al generar trabajo y producción genuina, a través de la educación.

Argentina presenta, en este momento un crecimiento en su producción y en sus servicios, pero se tiene conciencia aún de los niveles de desempleo y de trabajo precario con el que se cuenta. Por otra parte, el crecimiento industrial reclama más profesionales capacitados y sumamente actualizados. En este sentido, la Educación Técnica es una estrategia fundamental hacia futuro en tanto atiende demandas de tipo socio-laborales fundamentales.


La enseñanza técnica

La enseñanza técnica adquirió mucha importancia en el gobierno peronista. Por Decreto Nº 17854 del 6 de julio de 1944, se creo la Dirección Especial de Enseñanza Técnica, con el objetivo de dirigir, administrar y someter a inspección todos los establecimientos de enseñanza técnica que hasta la fecha dependían de la Inspección General de Enseñanza (escuelas industriales, escuelas de técnicos de oficios, de artes y oficios, de oficios, profesionales para mujeres). 
La sección Educación del Primer Plan Quinquenal de 1947 establecía una nueva estructura del Consejo Nacional de Educación, con la intención de centralizar el sistema y ponerlo bajo el control del  gobierno.
El Plan se ocupaba de la organización del sistema educativo, para el que se proponía crear un nuevo Consejo nacional de Educación, asignado al Ministerio de Instrucción Pública, con cierto grado de Autonomía. Este nuevo Consejo estaría integrado por tres secciones: de Enseñanza Primaria, de Enseñanza Secundaria y de Enseñanza Técnica.
Sus funciones serían crear y sostener escuelas y colegios, organizar la enseñanza en todos sus aspectos. En la sección técnica, serían integradas las Escuelas de Aprendices, de artes y oficios, industriales y monotécnicas. La enseñanza técnica sería gratuita para todos los obreros, artesanos o empleados que vivieran de su trabajo. Pero el gobierno no cumplió el objetivo de mantener un Consejo Nacional de Educación con relativa autonomía. En 1948 se crea la Secretaría de Educación y con la Constitución de 1949, esta se transformo en Ministerio de Educación por la ley orgánica de los Ministerios.

La organización de la enseñanza técnica:

Hasta 1943, la oferta oficial de educación técnica estaba compuesta por cuatro tipos de instituciones: Escuelas de Artes y Oficios; Escuelas Industriales de la Nación; Escuelas Técnicas de Oficios y Escuelas Profesionales para Mujeres.
Las primeras databan de 1909 y exigían para su ingreso haber aprobado 4º grado del ciclo primario. Daban una formación eminentemente práctica. Los cursos duraban 3 años y sus egresados recibían un certificado de aptitud que no los habilitaba para seguir estudios posteriores.
Las escuelas de oficios estaban dedicadas a la formación de obreros técnicos, sus estudios se realizaban en dos tipos de establecimientos:
1)- Escuelas técnicas de oficios, dónde se formaban obreros especializados. Funcionaban en los centros urbanos industriales. Fueron creadas en 1935 y para su ingreso era necesario tener el ciclo primario completo. Ofrecían cuatro especialidades: electricidad, herrería, carpintería y construcciones. El curso duraba 3 años y el título era el de obrero especializado en el oficio realizado. Un año más de curso se obtenía el título de Capataz. No habilitaba para continuar estudios superiores.
2)- Las Escuelas de Artes y Oficios, para la preparación de obreros rurales. Se brindaba a la población rural. La enseñanza era netamente práctica.

Las Escuelas profesionales para mujeres, tenían la finalidad proporcionar a la alumna aptitudes manuales en determinadas ramas de trabajo (bordados, confección de flores y frutas artificiales, lencería, corsés, encajes, pintura, dibujo y arte decorativo, tejido en telares, sombreros, cartonado y encuadernación, fotografía y joyería, corte y confección.

Las Escuelas Industriales de la Nación fueron creadas a partir de 1899, eran similares a las escuelas profesionales alemanas y francesas. Para su ingreso era necesario haber concluido la escuela primaria, su plan de estudios se extendía a seis o siete años. El currículo estaba centrado en las disciplinas científicos técnicas y las horas dedicadas al taller eran de un 20 a un 25 % del total. El título era de Técnico en la especialidad cursada (mecánica, electricidad, química, construcciones, civiles y navales).
Para 1940 existían en todo el país 79 establecimientos entre escuelas Industriales y de Artes y Oficios. Desde 1953, la política educativa se inscribió en los postulados del segundo Plan Quinquenal, que establecía como objetivo fundamental realizar la formación intelectual, moral y física del pueblo sobre la base de los principios fundamentales de la doctrina nacional peronista, organizando los valores materiales con los valores espirituales y los derechos del individuo con los derechos de la sociedad.
La enseñanza técnico profesional tendría como objetivo propio la formación integral de expertos y técnicos industriales que requiera el progreso agropecuario, industrial y minero del país, así como las necesidades de las comunicaciones y transportes.
Entre los objetivos especiales establecía la enseñanza del Plan Quinquenal, particularmente aquellos aspectos referidos a la actividad agraria, industrial y minera; difundir los objetivos de la Nación en las materias afines, con el propósito de crear una conciencia nacional. La especialización de la enseñanza sería desarrollada y dignificada de acuerdo con las exigencias prácticas de la industria y la ciencia.

“La enseñanza de las actividades regionales, especialmente agrarias, inculcará el amor a la tierra y propugnará el afincamiento de sus pobladores para lograr unidades de producción que desde la actividad familiar se proyecten hacia la economía de la comunidad.”
  
Fuente:

Daniel Weinberg, La enseñanza técnica industrial en la Argentina 1936-1965. Instituto Torcuato Di Tella, Centro de Investigaciones Económicas, Buenos Aires, 1967


PERSPECTIVAS SOBRE EDUCACIÓN Y TRABAJO

Educar para el mundo laboral, significa desarrollar en nuestros estudiantes la capacidad de adaptarse a un mercado en constante transformación. Es una construcción diaria. Es
conocimiento. Es educar con amor. Es crecimiento. Es Liberación. Es Existencia.

Integración del Contexto productivo
Las exigencias actuales del mundo del trabajo, nos llevan a plantearnos nuevas estrategias a implementar en la formación de los recursos humanos, en nuestra  región. Considerando importante la participación de los interlocutores sociales y de directivos de las Instituciones de Educación Técnico Profesional.
Así como favorecer el desarrollo de competencias que tengan una perspectiva integrada, que contemplen un enfoque sectorial y social, basado en la demanda y el diálogo social, para responder a las necesidades de las empresas y de los trabajadores.
Gracias a un proceso eficaz de vinculación con su entorno, las instituciones educativas pueden obtener conocimiento de las tendencias presentes y futuras del mercado de trabajo en cuanto a demanda y oferta de calificaciones y sostener una comunicación permanente con redes productivas.
Para planificar acciones orientadoras en el campo educativo, es necesario que el orientador pueda captar la complejidad de los fenómenos del campo del trabajo, reconocer la especificidad de los objetos de trabajo, distinguir los diferentes niveles de operación, manejar estrategia que favorezcan las relaciones, impulsar acciones de investigación que les permitan evaluar las experiencias, las innovaciones, producir ajustes, sabiendo que la velocidad con que se están dando los cambios requieren de una estricta planificación y seguimiento de las acciones.

En este sentido, uno de los desafíos fundamentales que tenemos por delante las instituciones educativas, es un vínculo real con el sector productivo regional.


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